Hola, como los años pasados, he decidido volver a verte.
Pero hoy quiero despedirme.
Quiero decirte que conocí a alguien. Estos tres años han sido un poco difíciles.
De igual manera he decidido volver a verte como cada año luego de que no fuiste a nuestra cita.
No sabes lo mal que me sentí ese día, y sólo hoy me atrevo a decirtelo porque por fin siento que ese gran vacío de dolor se ha ido de mi pecho.
Ahora sólo queda una gran nostalgia el saber que nunca pudimos estar juntos, y que nunca podré sentir tus brazos de nuevo.
Alberto, te juro que este hombre es tan distinto que por fin me hizo sentir que mi vida había valido la pena.
Que si podía sentirme completa luego de que me dejaste.
Nunca pensé volver a sentirme así hasta que lo conocí.
No se parece en nada a ti, pero eso no me hizo falta.
El me ha hecho entender que quizás no soy tan amarga, ni tampoco necesito que alguien sea un dulce que modifique mi “amargo sabor”. Sólo necesito de alguien que sepa, aprecie y ame estar conmigo.
Alguien que comparta risas, emociones y momentos varios junto a mí.
Pero no vengo a hablarte sobre el en mi vida, vengo a hablarte de lo que el me hizo entender.
El me hizo entender el porqué tu y yo no pudimos estar juntos, o al menos tener una idea de por qué no pasó.
Supongo que algunas historias quedan cortadas, no pueden tener un desarrollo porque simplemente uno de los protagonistas no quiso continuar.
Ni de pensar en que si hubieses partido conmigo, sólo habría un corazón roto, el de tu esposa.
Y no miles de corazones rotos como todos los de quienes te amamos, o bueno… te aman. Yo ya no te amo, sólo te recuerdo y seguirá siendo así en mi corazón.
Ya dejé de pensar en que si todo fuese sido distinto nuestros corazones estarían latiendo al mismo ritmo, el mío no latiría en solitario ni a su propio compás.
Yo ya tengo quien lo acompañe.
Obviamente no voy a preguntarte por qué pasó todo de esta manera, supongo que todo pasó como debía ser.
He dejado de querer saber esas respuestas que jamás tendré.
Por eso he venido a despedirme.
He venido a dejarte esta rosa ya seca, la cual hace tantos años me diste como símbolo de nuestro amor, un amor que ya se encuentra muerto.
Por eso he venido hoy a cerrar este ciclo de mi vida.
Jamás olvidare tus bellos recuerdos.
Pero comprendí perfectamente que debía dejarte ir para poder ser feliz con mi nueva vida.
Gracias a que decidiste casarte yo encontré mi camino.
Trágicamente el tuyo al salir de la boda fue morir en el tráfico.
Adiós Alberto, te recordaré por siempre.
Te recordaré como el hombre que me ayudó a cambiar mi vida.
Dejé la rosa seca frente a su lápida, sonreí con un rostro y un corazón lleno de nostalgia y liberación.
Al fin lo deje ir.
Me fui sin mirar atrás.
Buscando ser feliz,..