Es muy triste cuando por fin aceptas que hay cosas que no pueden ser. Relaciones que aunque quieras con todas tus fuerzas, no funcionarán.
Que cuando alguien no es para ti, ni que le bajes el cielo lo será. Que el amor no se puede comprar, que buen sexo no significa amor...
Y te toca tragarte las uñas, escudos protectores y dientes que sacaste para defender la relación, porque al final tenían razón los que decían que no funcionaría.
Que duele mucho terminar con el corazón roto y que siempre al finalizar una relación hay uno que sufre y otro que le hace feliz terminar.
Que de nuevo vuelves a sentirte vacío, sientes que respiras diferente y definitivamente nada volverá a ser igual.
Vaciaste tus sentimientos en un corazón que no quiso valorar todo ese sentir, quizás no era para ti. Y piensas en que hay veces que no queremos aceptar el fin, sólo porque sabemos que va a doler.
Yo sabía que esto venía en camino, sólo quise suavizar el golpe... Prepararme para "esto", Pero nunca estamos preparados para este final.
Y como todo tiene un fin, nosotros llegamos al nuestro. Y aunque nada da certeza de que será para siempre, solemos creer en lo que parece.
Es curioso, aún siento que la herida duele más a medida que pasan las horas, el tiempo corto nunca sana, hoy hasta respiro diferente...
Espero que si en algún momento vuelvo a verte, podamos sonreír y olvidar ese final turbulento, tomarnos un café y hablar de nuestras vidas.
Te quiero mucho y te querré siempre... Y si la vida decide unirnos de nuevo, poder hacerlo bien esta vez, y que ambos queramos querernos.
Nunca he sido alguien que se cierre a las posibilidades... Y menos contigo, y...¿cómo?, si tú me enseñaste qué significa ser feliz (por momentos), y también me enseñaste qué es el daño y que son las lágrimas, que debo tener amor propio y lo perdí por amarte tanto a ti.
Y esta es mi carta abierta a ti, gran colibrí. Te quiero, te quise y te querré. Perdón por no ser tu libélula. Algún día serás libre y feliz.
Gracias por ser crudo y cruel. Siempre le pediré a la vida que nadie lo sea así contigo. Jamás vuelvas a alimentar a esa alma oscura. Alimenta a esa alma pura, a la que sólo conocí cuando me enamoré.
Adiós, no sé si hasta luego, Sólo sé que por ahora, porque no sé si para siempre... Esto es el fin.
Te quise, quiero y querré.
Atentamente: Henry Arévalo.
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