domingo, 21 de mayo de 2017

No queda nada.

Cuarto día de no existir un nosotros...

Porque me niego a aceptar que no existió un nosotros, y que realmente si sentiste todo aquello que me decías, y no creer en lo que dijiste cuando negaste todo lo que pasó entre nosotros...

Y me acosté en el suelo, de aquel patio en el que solía caminar hablando por mensajes contigo... Con un corazón inmóvil, un corazón partido en millones de sensaciones.

Debo dejarte morir en este momento. Dejar morir todo el daño que me causas, encarar y asistir de una hermosa manera, a decirte adiós.

Entendí que aunque siempre luché por hacerte feliz, Tú no querías esa felicidad conmigo... Y me duele aceptar que te sigo queriendo y sigo igual o más enamorado que el día en que terminó todo. Nada ha dejado de doler.

Y me obligo a mi mismo a superarte. Cuando no puedo hacerlo aún, estoy tan ligado a ti. Y por todo el daño que nos hicimos debería odiarte... Pero no puedo odiar a nadie. En mi corazón nunca ha habido espacio para ese sentir...

Me duele ver como me tratas mal, me duele aceptar que murieron esas rosas que no recibí, y murieron esas sonrisas que no me diste. Que el hielo de tu sentir congeló mis dedos.

Que cerraste un libro antes de comenzar a leerlo. Ojalá hubieses dado el empeño que prometías, ojalá hubieses sentido aquello que me decías. Pero no pasó... Y cada noche le pedía a la luna porque eso no fuese así... Porque llegaras a sentir, porque me amaras y todo fuera diferente...

Pero tal parece que no fue así. Y es duro aceptar que no queda nada, y que me cuesta aceptar este fin.

Me enseñaste.

Día 14 sin ti.

Todo se fue, nada más que dolor ha quedado.

No puedo negar que me enseñaste mucho.

Es triste saber que sólo me enseñaste sobre hacer daño.

Esta vez analicé todo. Y desde el principio sólo hubo dolor.

Acepté el amor que creí merecer, creí que con migajas podía vivir. Que con objetos y lindos detalles, te retendría a mi lado.

Siempre vas a atraer a un vagabundo si le das un techo, ropas, comida y amor.

Pero eso sólo será atracción. El amor es otra cosa.

Tampoco supiste agradecer, yo no esperaba a que lo hicieras, no sé por qué.

No me arrepiento de haberte dado tanto, tu me enseñaste a que debo darme valor.

Que debo reconocer cuando alguien no vale la pena.

Que no debo odiarte, y que no te odio, pero si me da lástima el tipo de persona que descubrí que eras.

No debí darte todo ese tiempo que no merecías, ni derramar todas esas lágrimas que hiciste caer. Pero la vida es cíclica y ya alguien te hará lo mismo. Te enseñarán qué es el daño, qué son las mentiras y qué es conocer al ser mas tóxico de tu vida.

Ese que a pesar de todo el daño que te hace, termina hablando mal de ti.

Ese que promete ser diferente y termina siendo peor que el resto.

Ese que es un demonio con rostro de ángel, ese que te besa y te hace daño dentro de la piel, que vas a recordarlo y te va a doler.

Sólo espero que ese alguien te haga recapacitar. Y aunque sea tan malo, nunca te haga todo ese daño que tú me hiciste a mi.

Ojalá ese alguien no te bañe en mentiras, ojalá no le des todo ese tiempo malgastado como el que yo te di a ti.

Ojalá tu sepas valorarte y sepas partir a tiempo. Yo no supe hacerlo hasta que la herida me desangró luego de tanto doler.

Espero que seas mejor que yo. Que no te canses y le des la espalda a la persona que te hizo daño.

Yo no pude resistir más, yo te doy la espalda a ti.

Porque me enseñaste a que te quise y me enseñaste que me hiciste más daño del que nunca nadie me hizo ayer, que me ensuciaste el alma, que no te quiero volver a ver.

Que espero que aprendas y dejes de ser tan malo, que algo en tu alma vuelva a nacer. Que dejes de creerte un conejo puro. Y que aceptes que eres un lobo, algo dañino...

Sucio y confuso como azufre con miel. Que busques un cambio, que evites herir, no es bueno ver a alguien como le puede doler...

Hacer daño no es bueno, ser malo tampoco lo es. Ya basta de herir a la gente y seguir sonriente como ayer.

Espero tu cambio, que seas muy feliz... También espero que me dejes de doler.

domingo, 7 de mayo de 2017

Esto es el fin.

Es muy triste cuando por fin aceptas que hay cosas que no pueden ser. Relaciones que aunque quieras con todas tus fuerzas, no funcionarán.

Que cuando alguien no es para ti, ni que le bajes el cielo lo será. Que el amor no se puede comprar, que buen sexo no significa amor...

Y te toca tragarte las uñas, escudos protectores y dientes que sacaste para defender la relación, porque al final tenían razón los que decían que no funcionaría.

Que duele mucho terminar con el corazón roto y que siempre al finalizar una relación hay uno que sufre y otro que le hace feliz terminar.

Que de nuevo vuelves a sentirte vacío, sientes que respiras diferente y definitivamente nada volverá a ser igual.

Vaciaste tus sentimientos en un corazón que no quiso valorar todo ese sentir, quizás no era para ti. Y piensas en que hay veces que no queremos aceptar el fin, sólo porque sabemos que va a doler.

Yo sabía que esto venía en camino, sólo quise suavizar el golpe... Prepararme para "esto", Pero nunca estamos preparados para este final.

Y como todo tiene un fin, nosotros llegamos al nuestro. Y aunque nada da certeza de que será para siempre, solemos creer en lo que parece.

Es curioso, aún siento que la herida duele más a medida que pasan las horas, el tiempo corto nunca sana, hoy hasta respiro diferente...

Espero que si en algún momento vuelvo a verte, podamos sonreír y olvidar ese final turbulento, tomarnos un café y hablar de nuestras vidas.

Te quiero mucho y te querré siempre... Y si la vida decide unirnos de nuevo, poder hacerlo bien esta vez, y que ambos queramos querernos.

Nunca he sido alguien que se cierre a las posibilidades... Y menos contigo, y...¿cómo?, si tú me enseñaste qué significa ser feliz (por momentos), y también me enseñaste qué es el daño y que son las lágrimas, que debo tener amor propio y lo perdí por amarte tanto a ti.

Y esta es mi carta abierta a ti, gran colibrí. Te quiero, te quise y te querré. Perdón por no ser tu libélula. Algún día serás libre y feliz.

Gracias por ser crudo y cruel. Siempre le pediré a la vida que nadie lo sea así contigo. Jamás vuelvas a alimentar a esa alma oscura. Alimenta a esa alma pura, a la que sólo conocí cuando me enamoré.

Adiós, no sé si hasta luego, Sólo sé que por ahora, porque no sé si para siempre... Esto es el fin.

Te quise, quiero y querré.

Atentamente: Henry Arévalo.