viernes, 24 de marzo de 2017

LOS NIÑOS A LA ESCUELA Y LOS ADULTOS A LA VIDA:


Y así, en estos momentos difíciles me di cuenta que aquél "hombre" que amé, no era más que un niño. De esos que van a la escuela con su camiseta roja y monos azul marino. De esos que salen de clase, sus madres les compran una paleta y luego los acurrucan en su busto hasta que se quedan dormidos.

Y yo... Yo simplemente no era su mamá. Yo era una mujer adulta con visiones de superación e independencia. Ahí comenzaron nuestras trabas. Él comenzó a excusarse diciendo que a los 21 aún estabas en el momento indicado para estar en el seno de tu madre, que eras un niño y no podías vivir solo o acompañado de quién estarías dispuesto a tener una relación. Yo tengo 21 también, pero tengo ideales claros y se bien que puedo ser independiente y vivir sola justo cuando yo decida, es la ley de la vida, mi madre debía quedarse sola en algún momento, y aún no sé por qué sabiendo que puedo vivir sola, quería vivir contigo. Pero ese es otro tema, yo no te obligaré a crecer.

Y no te culpo, eres un niño que debe quedarse junto a su madre, ser amamantado y cubierto con una cobija luego de ser alimentado. Yo por mi parte soy una mujer. Una mujer que no va a detener su vida por alguien que a penas va a la escuela y en las noches a dormir en los brazos de su progenitora. Quizás tienes razón y no es tu tiempo, o yo no soy la indicada. Pero algo si sé, y es que tú jamás estarás a tiempo.

Siempre estarás muy pequeño y cuando ya tu progenitora ni esté, estarás demasiado viejo, demasiado viejo para crecer y serás el niño que va a la escuela pero no sabe cómo vivir. Sólo, sin pareja y con un recuerdo latente de extrañar a aquella que te cortó las alas.

Así cómo le cortan las alas a las personas sin valentía, sin decisión o sin mente adulta. Yo por mi parte conoceré a alguien más, luego de disfrutar mi soledad y seguir creciendo. Prometo que cuando te vea saliendo de tu preescolar voy a sonreír y a mirarte. A mirarte como el niño que se le impidió crecer, cómo Peter Pan, pero mucho menos libre.

Yo seguiré en la vida de adultos, en la independencia y en la real libertad. Siempre voy a recordarte como el que creí ser el indicado, pero no lo fue por su jaula llamada mamá. Adiós querido, siempre recuerda: los niños van a la escuela, y los adultos van a la vida.

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