viernes, 24 de febrero de 2017

Soledad.

Vuelves a mi.
Vieja enemiga, siempre te he rechazado.
Eres molesta, llegas en el momento en el que me siento feliz, o creo estarlo.
Por qué nunca me has abandonado?, Por momentos siento que estás detrás de mi, oculta y esperando a que de cualquier paso en falso para demostrarme que ahí estás.
¿Cual es tu necesidad de demostrarme que no tengo a nadie?
No entiendo cuál es tu necesidad, cuál es tu placer, o cual es tu energía motivadora para estrellarme contra la cruda y fría realidad.
Te empeñas en mostrarme como es mi día a día y cuan efímera es la compañía de quiénes creo que me rodean.
Tener a alguien a tu lado no significa compañía.
Un "estoy aquí" no es igual a sentirlo.
Un abrazo no significa amor.
Estoy solo...
Maldita soledad. ¿Por qué te empeñas en hacerme daño?
Soledad... Me has hecho un ser humano de cristal.
Soledad, has colocado a mi boca y a mis palabras un sonido mudo, una vista oculta, impalpable, intocable, totalmente ignorada y oculta.
Soledad, ya que te has empeñado en acompañarme.
Soledad, ya que me demuestras que nadie está para mi.
Soledad, ya que no permites que nadie me pueda tocar.
Soledad...
Puedes...
¿Puedes abrazarme esta noche y me contarías una historia antes de irnos a dormir?

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