Viernes 30 de junio de 2006
Lugar: terraza de mi apartamento, justo dónde fue nuestra primera cita.
Hora: cerca de las 4:30 am, la verdad estoy calculando por la posición del sol... Siento que llevo una eternidad aquí, pero no puedo moverme. Estoy tan descompuesto y desarmado que juraría que si me levanto de aquí, voy a volar en piezas, quedando sólo mi corazón inmóvil.
Vestimenta: la misma que usé el día de nuestra primera cita, de hecho estoy sobre el mismo mantel y me acompañan las mismas copas de vino, la tuya se encuentra vacía, como actualmente se encuentra tu corazón.
O al menos así lo siento.
Ese no es el punto de esta carta. El punto es que decido apartarme de tu vida, las cosas bonitas y verdaderas no siempre son duraderas.
Y tu y yo no damos para más.
Tu no puedes esperar a volver a sentir, y yo no puedo dormir a tu lado si tu no sientes. El frío de tu corazón me mantiene despierto.
Me siento con el pecho abierto, estoy inmóvil. Pero lo nuestro no puede seguir, no murió en este momento.
Murió hace mucho tiempo, pero ambos nos aferramos a la compañía. O quizás no querías herirme al dejarme.
Me hiere dejarte porque conmigo eres infeliz.
Motivo de esta carta?
Traté.
Traté de definirte en cada aspecto de mi vida como el ideal.
Lo sigues siendo, pero no eres para mi.
Traté de descubrir tus sonrisas, en este tiempo ya eran inexistentes.
Traté de sentir tu calor... Día a día se iba esfumando.
Traté de contar todos tus lunares antes de dormirte, siempre fracasé.
Traté de abrazarte una tarde de octubre, en aquellas hojas frías y tostadas, pero te sentí inmovil.
Traté de revivir lo que sentías por mi, y lo vi morir al momento.
Traté de ser afortunado por tenerte, pero aún me siento desdichado, tu partida aún no ha dejado de doler.
Traté de nunca despedirte, tu corazón me dijo adiós.
Traté todo lo ideal, traté de ser el amor de tu vida...
Te lo juro que traté. "
Puse punto y final a la carta, me levanté del suelo sintiendo que mi alma había quedado acostada en el mantel, mi corazón se sentía inmóvil.
Aún así levanté la carta, la doblé y coloqué dentro de su copa vacía, dejando llena la copa de mi dolor. Levanté mi copa y bebí todo aquel nectar con sabor a dolor, procedí a levantar el mantel llevando dentro las copas y la carta, recordando cuan elegantes y llenos de amor nos sentimos el primer día, pero elegantemente debíamos decir adios... Debía decir adiós. Su amor no era para mi.
Llegué a la esquina de la terraza, cerré los ojos y lancé aquel mantel cargado de recuerdos, dos copas, una carta y lo que parecía ser mis sentimientos y mi corazón. Di media vuelta y bajé a toda velocidad a mi apartamento.
Comencé a llorar encima de la cocina, porque justo recordé que hace dos años te fuiste, sin decir nada. Sólo tomaste tus cosas en secreto, dejando una carta que decía "No aguanto sentir más este frío, no me busques más... Este es el fin"
Y te busqué, te lo juro que traté.
Pero no te conseguí.
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