viernes, 15 de enero de 2016

Hombre de noches pasajeras.

A mis 22 años podía decir que siempre fui una mujer inteligente.

Siempre fui una mujer orientada en todo.
Siempre mantuve firmemente que mi dignidad debía ser un punto primordial en mi vida.
Siempre juré que yo no caería en errores de jóvenes inocentes.

Pero lo conocí a el.

Tenía 24, era rockero, bastante desaliñado. Tenía todo lo que nunca me había gustado en un hombre... Pero a mi no me importaba eso, me importaba el.

Tenía cierta complicidad con la libertad y paz interior con la vida, una sonrisa inocente que podía derretir hasta al corazón más frío... Hasta el mío.

Una manera de mover sus ojos y hacer tu corazón palpitar cual mil caballos de fuerza.

Su voz eran dulces cántaros angelicales. Una lluvia de placer auditivo. Y no diré que lo amé... No se puede amar a alguien en menos de dos semanas.

Eso fue justo lo que duramos. Dos semanas.

Dos semanas en las que sin ser nada, lo fuimos todo. Fuimos todo lo que siempre tuve miedo de ser.

Estuvimos juntos. Nunca creí que podría hacerlo tan pronto, y siendo prácticamente una primera vez, nunca supe que el sexo se podía disfrutar tanto.

Fui la culpa que todos pueden dar, fui quien accionó rápido a deseos del cuerpo. Estaba ilusionada, estaba flechada y creyendo en que podíamos tener una historia de amor.

Yo quería estar junto a el en esta "historia de amor"
Pero no era así. No podía ser así...

Luego de esa larga y pasionaria noche, aquel hombre desaliñado que me hizo ver villas y castillos... Se había ido. Se había ido y obviamente no quería volver.

Se fue siendo dulce y aún así yo sabía que no volvería.

Le escribí...

Lo llamé...

Lo busqué...

Pero a ese hombre se lo había tragado la tierra.

Era un hombre de aquellos que llaman "hombres de noches pasajeras".

Era de aquellos hombres que buscan tener una noche sexual y después partir. Esfumarse cómo una noche de un rápido verano. Huir del amor y relaciones cual nerviosismo contra el compromiso o sentimiento de amor real.

Hombre de noches pasajeras que había roto mi corazón.

Ese hombre no me había enamorado por completo, pero había logrado inyectarme amor en unos pocos días.

Hombre de noches pasajeras había partido para no volver, aún así... Dejando su olor impregnado en mi.

Y sin saber que pasaría con el, conmigo. O con un nosotros efímero...

No puedo odiarlo

No puedo sentir rencor.

Sólo puedo recordarlo y culparme por ser una idiota.

Sólo no me escogió como la mujer de su vida.

Sólo no quiso una vida junto a mi.

Soy una idiota.

Una gran idiota que pasó una noche...

Con un hombre de noches pasajeras.

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