martes, 27 de diciembre de 2016

Hace dos años.

Hace dos años me dijo que quería ser un gran diseñador, tener un buen empleo y ser feliz en su área de trabajo...
Todo se basaba en una superación unipersonal.
Lo ví, era feliz, era independiente, era joven y era hermoso.
Era todo lo que quiso ser, antes de conocerme a mi.
Me conoció, lo conocí. No formé parte de su presente ni formé parte de su pasado.
Sólo fuí una acompañante a sus labios tibios y a su tenue amabilidad.

Quise dar una vida por él, le entregué todo  e incluso más de lo que tenía. Quedé tan vacía de amor y de sentimientos bonitos porque todos decidí dárselos a él.

Sus ojos verdes eran mi razón para respirar. Su cabello castaño era el motivo de mis sonrisas. Era simplemente él, el hombre al que entregué dos largos años de mi vida.

Él sólo tuvo una acompañante que hiciera labores de mucama en su vida. Nunca hubo un te quiero, nunca hubo algo más que la fogosidad del primer mes. Inclusive ya el sexo me hacía sentir vacía. Él no sentía nada, yo lo amaba pero realmente me quemaba su falta de calor.

Sus ojos me miraban cansados. Sabía que no me quería junto a él, pero no quería botarme. El sabía que yo no tenía a dónde ir.

Una mañana decidí ir a su trabajo, quería ver cómo podía ser con sus compañeros. Me acerqué desde la ventana y lo ví sonreír. Un estudio de diseño puede ser tan alegre.

Nunca había sonreído así, al menos no conmigo.

Era un hombre feliz en el trabajo, pero infeliz en casa.

El mundo se me desgarró al darme cuenta que él lo había logrado.

Había cumplido todos sus sueños, y que yo había abandonado mis sueños por él.

Él había logrado su vida, y al lograrla se había desligado de mi.

Yo por el contrario detuve mi vida, me había desligado de mi, para estar junto a él.

No es un juego de dos.

Fui y he sido todo lo que te hace feliz, inclusive decidí cambiar y mantener una metamorfosis impuesta solo por amor a ti.
Eres un hombre de aventuras, libertad y aires contrarios a la monogamia. Eres fan de la libertad y practicante del libertinaje.
Así me enamoré de ti, aunque siendo desconocedor de todas estas cosas, las sé luego de tenerte y me toca aceptarlas.
Yo, alguien con valores fijos, monogamia sexual y el simple sentimiento de creer que si estoy contigo y estoy enamorado de ti, no necesito a más nadie.

No soy alguien que necesite visitar muchas camas para sentir placer sexual. Con visitar tu cama, ya sea manteniendo coito o simplemente viendo una película ya siento placer y felicidad.

Entiendo que quieras experimentar, tener relaciones y probar distintas camas, quizás no puedo llenarte sexualmente o tiendo a aburrir. Creí que era tan fogoso como para ser el único, pero no.

Así que empecé a modificarme.
Cambié mis pensamientos.
Entré en un volcán de emociones, quedando callado y en momentos con ganas de decir algo que no podía porque no tenía palabras, gritos empañados de silencio, obteniendo presión a mis palabras porque ni yo mismo sabía cómo debían ser dichas, toqué al diablo y al abrazarlo justo cuando quemaba mi piel me dije a mi mismo: "sólo debo aceptar".

Me hice daño tratando de no herirte porque el amor que creo conlleva a hacer feliz al ser al que amas y comprendí que somos distintos y entre dolor y desgarre por quemaduras oí la voz del diablo y de una manera electrizante decía: "tú también puedes jugar"

Ser infiel a mis ideales, ¿buscar afecto en otras camas?, ¿tomar el sexo como ejercicio cardiovascular?

Me estoy sumergiendo en aguas espesas, torrentes calientes y oscuras que aunque me desgarran internamente me llevan a un mundo de cosas desconocidas, quizás estar del lado de tus pensamientos puede llevarme a áreas distintas, puntos en los que quizás pueda herirte.

Pero tú quieres jugar, y según entendí... Esto no es un juego de dos.

domingo, 11 de diciembre de 2016

No sé.

8:18pm

No sé, tampoco quiero saber.
Realmente me siento perdido.
No quiero creer que quizás sólo soy alguien momentáneo que sólo ocupa el lugar de alguien que tristemente no puede estar.
Te amo, pero no quiero que me ames de una manera impuesta.
No quiero que me ames porque a quien amas no puede estar.
Sólo quise sinceridad.
Sólo quise amarte.
No sé qué haré con mi vida en este momento.
No sé, pero yo dejé todo por ti.
Creí que lo habías dejado todo por mi.
Me dueles. Me duele haber visto cosas que realmente partieron mi alma con unos pocos textos.
Te extraño, estás justo a mi lado y te siento tan lejos.
Vacíos. Ya sé que no piensas en mí, en mis labios lo piensas a él, en mi cuerpo lo sientes a él.
Soy alguien que se encuentra suplantado a quien no puede estar.
Lo siento.
Quisiera ser aquél al que amas, pero no puedo, el habita en otro hombre, y ese hombre no soy yo.
Sí, verdades.
Leí tu teléfono celular. Fue involuntario. Únicamente me dirigía a darte un abrazo y mi mirada quedó justo frente la pantalla de tu móvil y leí.
Leí mensajes que no quería.
Leí te quiero.
Leí te extraño.
Leí que lo extrañabas a él.
Leí muchas cosas que no debí.
Sólo entendí que él estaba lejos.
Pero yo también estaba lejos, y lo dejé todo por ti.
Pero ahora siento que tú me dejarás a mi para irte por él.
Lo siento, pero ahora mismo no sé ni qué hacer.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Tengo miedo.

Tengo miedo de perderte.
Tengo miedo de ver como te alejas de mis brazos y poco a poco sentir como el calor de tus manos se va y regresa el frío a mi piel.
Tengo miedo de los otros, de quienes son mejores que yo, de quienes pueden enamorarte.
Tengo miedo del tiempo, tengo miedo de las distancias.
Tengo miedo de que no quieras verme, yo siempre querré verte.
Tengo miedo de haberme aferrado a ti, estoy aferrado a amarte.
Tengo miedo de temer.
Tengo miedo de estar lleno de ellos, de quienes aparentan estar felices por nosotros.
Tengo miedo de aquel que no nos conoce.
Tengo miedo de no tenerte.
Tengo miedo del dolor.
Tengo miedo de los besos, tengo miedo de que alguien más pueda dártelos.
Tengo miedo de no saber quién te besó después de mi.
Tengo miedo de que sientas algo por él.
Tengo miedo de las premoniciones.
Tengo tanto miedo a perderte.
Temgo miedo porque te amo.